domingo, 19 de agosto de 2007

Las construcciones transforman Cariló

Entre otros proyectos, se edifican 70 casas, tres unidades multifamiliares y dos complejos de locales

El fenómeno ya se advierte desde la ruta 11, por donde van y vienen camiones cargados con ladrillos, bolsas de cemento o cientos de sanitarios. Pero es más elocuente apenas se ingresa en el balneario, con decenas de casas en plena obra, e imponente sobre la franja más próxima al mar, donde se levantan espectaculares complejos hoteleros.

Luego de algunos tropiezos legales, que implicaron mayores exigencias y condiciones a los nuevos emprendimientos de mayor porte, los capitales y la construcción volvieron a encontrar aquí una plaza ideal y rendidora para las inversiones inmobiliarias.

Las autoridades municipales aseguran que el número de metros cuadrados en obra es similar al de los últimos tres años y se mantiene por debajo de las cifras récord de 2003, cuando sólo en el primer semestre de ese año se iniciaron 145 construcciones, entre ellas siete complejos
hoteleros.

Por estos días, con plena ocupación de mano de obra como principal consecuencia, se levantan desde los cimientos unas 70 casas, al menos tres unidades multifamiliares y dos complejos de locales en el centro comercial de Cariló.

"Todos los lotes disponibles para emprendimientos multifamiliares están ocupados con obras en marcha o proyectadas", afirma a LA NACION el secretario de Planeamiento de la comuna de Pinamar, Julio Falbo.

Falbo se refiere a los espacios de Cariló en los que está permitido construir desde hoteles hasta complejos de cabañas.

La nueva ola de obras particulares llega de la mano de pequeños inversores que encuentran aquí un lugar para levantar su casa de veraneo y, en muchos casos, hacerla rentable con los alquileres durante la temporada.

"Se construyen nuevas unidades que la gente acostumbra alquilar durante enero y disfrutar con su familia en febrero", explica Silvia Melgarejo, directora de Constructora del Bosque. Pero el mayor logro que reconocen los operadores del balneario es que la demanda no se limita exclusivamente a la temporada alta, sino que, desde hace ya dos años, cada fin de semana se vive por aquí un intenso movimiento turístico.

"Muchos visitantes que vienen por un fin de semana de descanso terminan definiendo la compra de un lote o una casa", reconoce Melgarejo. La tierra se paga desde 40 dólares el metro cuadrado y un chalet de tres ambientes se cotiza a unos 100.000 dólares.

Cariló comenzó a crecer en infraestructura de servicios desde el año pasado, cuando accedió a la red de gas natural, y por estos días está en pleno desarrollo la obra de cloacas, que estaría lista para el año próximo y daría solución definitiva a una situación delicada.

Impacto ambiental

Aquel boom inmobiliario que tuvo su pico en 2003 sufrió un traspié el año pasado, cuando la Asociación de Fomento de Cariló logró que la Justicia hiciera lugar a sus planteos y exigiera pleno cumplimiento de la ley provincial 12098, más conocida como ley Cariló, que, entre otras exigencias, implica estudios de impacto ambiental para la radicación de nuevos emprendimientos.

Luego de un período que obligó a paralizar obras que estaban en marcha, algunas de ellas retomaron su ritmo. En el centro comercial se completan dos galerías de locales y muy cerca, en medio del bosque, busca su etapa final el complejo Agua Calma, que involucra 56 aparts.

Sobre la línea del mar avanzan a toda marcha otros dos: Playas Condominio del Mar y Sulmare, torres de cuatro pisos con departamentos, servicios exclusivos y atención similar a la de un hotel.

Con un trazado original que fija con precisión áreas para cada tipo de inmuebles, los sectores de Cariló destinados a viviendas multifamiliares tienen pocos lotes libres.

Lo que sí tiene nuevo destino es el predio donde se iba a montar el Cinema Cariló, un complejo de cines y locales que fue objetado por los fomentistas y rechazado por la Justicia. En ese mismo lote, continuación natural del centro comercial, los inversores desarrollarían desde el año próximo una nueva galería destinada a comercios.

Por Darío Palavecino
Enviado especial La Nacion.

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