martes, 27 de marzo de 2007

Construccion de torres y el debate sobre que ciudad se quiere


¿Qué ciudad se pretende? ¿Cómo se distribuye el acceso al suelo urbano? Las respuestas a estos interrogantes podrían alimentar la actual discusión pública sobre el boom de edificios altos en distintos distritos de la metrópolis Buenos Aires.
El boom de la construcción en la metrópolis Buenos Aires es uno de los tantos ítems destacados en el crecimiento sostenido de la economía argentina de los últimos cuatro años. Gran parte de este fenómeno se focaliza en edificaciones altas, densas, en los barrios acomodados de la región. Actualmente, el levantamiento de torres en Ciudad de Buenos Aires ha generado un conflicto entre organizaciones vecinales y empresas constructoras que debería derivar en un debate más profundo sobre qué ciudad se pretende.
La discusión comenzó a mediados del año pasado cuando vecinos de los barrios porteños de Caballito, Nuñez, Villa Urquiza, Palermo y Villa Pueyrredón, protestaron contra la construcción de altas torres en zonas caracterizadas por edificaciones bajas1. Mediáticamente, estas protestas tuvieron mayores repercusiones que otras ocurridas en otros distritos de la región metropolitana, como Quilmes, Vicente López, Lomas de Zamora, San Miguel, San Isidro o Tigre. En todos los casos, se exige que el criterio economicista no sea el único criterio atendible, sino que se considere las infraestructuras sanitarias, los espacios verdes, las identidades locales, el tramado urbano.
Ante distintas presentaciones judiciales, el Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires decidió decretar en noviembre del año pasado una suspensión de los permisos en seis barrios por un plazo de 90 días, que caducó el 15 de febrero pasado. Mientras tanto, envió a la legislatura un proyecto de Ley para reglamentar el Plan Urbano Ambiental, norma marco que definirá los parámetros para instituir futuros códigos de ordenamiento y edificación. Se trata de una vieja deuda institucional: el Plan está previsto por la Constitución porteña de 19962.
A la sanción del Plan le esperan una larga discusión en la Legislatura y en audiencia pública. Cuando se apruebe la norma se podrá saber con un poco de mayor precisión qué tipo de ciudad se promueve. Mientras tanto, se determinó que AySA (empresa estatal que gestiona la infraestructura sanitaria) otorgue certificados de factibilidad a los nuevos permisos de obra.
Discusiones de fondo
Hasta aquí, los últimos hechos que presenta la coyuntura metropolitana. Sin embargo, una mirada más enriquecedora debería incluir otros aspectos más estructurales: planificación urbana, uso y acceso al suelo, modelos de ciudad.
En charla con ID Metropolitano, Raúl Fernández Wagner3, investigador de la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento, sostuvo que “las torres son un redituable negocio que un entramado de intereses y las corporaciones profesionales apoyan (faltando a su responsabilidad ética) cuyo producto genera una ciudad de peor calidad y poco sustentables”. Además, agregó que “el debate técnico (y político) debiera darse sobre la política de suelo urbano, la importancia del control público de la renta del suelo”. Asimismo, Wagner recordó que el conflicto se da mientras se destaca “la escasez de suelo urbanizado para los sectores medios y medios bajos”.
Uno de los temas presentes en el conflicto, tiene que ver con la preservación de las identidades barriales y el patrimonio cultural-histórico de las ciudades. En este sentido, el arquitecto David Kullock, integrante del Consejo del Plan Urbano Ambiental porteño, afirmó a ID Metropolitano que esos elementos “tienen que estar en juego cuando debatamos sobre el modelo de ciudad, pero considerando que la identidad barrial no es un dato fijo ni estático; por el contrario, es una construcción continua y colectiva (...) que debe evitar nostalgias”.
Sobre el mismo interrogante, Wagner afirmó que “sin negar los aspectos relacionados con el impacto en las infraestructuras, la cuestión central es que constituyen una topología de edificación que generan una planta baja cerrada, que destruyen la vida en las calles, las vuelven ‘no-lugares’ y sitios más inseguros”. Con respecto a los alcances de la discusión pública, Kullock lamentó la inexistencia de un debate integral, con alcances metropolitanos. “Se plantea, a lo sumo, en el contexto de la Ciudad de Buenos Aires, con total prescindencia de sus inserción metropolitana. No es extraño que así sea, dada la escasa vigencia que tiene la cuestión metropolitana en el imaginario, en los debates y en los medios”.
La perspectiva histórica El modelo de ciudad varía con el correr de las décadas. Un análisis histórico permite pensar de forma integral el desarrollo urbano ligándolo con los modos en que se distribuye el suelo y en que los sectores sociales acceden a él.
En este sentido, Wagner destacó que “el actual boom es el de la construcción de viviendas para el sector ABC1 [N. De R.: los sectores con mayores ingresos] o extranjeros. En las décadas del ’60 y el ’70 fue el boom de las clases medias y de las autoconstrucciones de casitas en los barrios populares”.
En una entrevista publicada en el ID Metropolitano de enero de este año4, Alfredo Garay5, subsecretario de Urbanismo y Vivienda de la Pcia. de Buenos Aires, marcaba los distintos patrones urbanos evidenciados en los últimos treinta años. “En los ’70 había tenido lugar una política, muy cuestionada por sus bajos estándares de calidad, centrada en la ‘ciudad autoconstruida’ que reconocía al trabajador como sujeto de crédito lo que le permitió el acceso popular a la vivienda”. A partir de los ’80 y, sobre todo, en los ’90, señala Garay que “desaparecen esas parecelas del mercado popular del suelo”, para definir un estado de situación “catastrófico” para los sectores con menores recursos.
Además del acceso al suelo, el modelo de ciudad establece parámetros de densificación. Las torres proponen una densificación en altura, con las consecuencias asociadas a la infraestructura sanitaria –las mismas redes deberían asistir a muchas más personas-, la comunicación urbana, la problemática ambiental. En este último aspecto, Wagner destaca que “las torres son la topología edilicia menos sustentable, con la más alta demanda de energía y producción de emisiones”. Por ello, el experto destaca “la promoción de edificaciones con alta compacidad y baja altura, como se dio mayoritariamente en la ciudad producida entre 1930 y 1970”.



1 “Protestas de vecinos contra las torres, con trasfondo político”, Clarín, 24/11/06. En noviembre distintas organizaciones vecinales protestaron en distintos barrios de Ciudad de Buenos Aires, Quilmes y San Vicente. 2 “Enviarán a la Legislatura la ley para regular la edificación en Capital”, Clarín, 08/02/07. “El dilema es cómo mover la torre”, Página 12, 08/02/07.3 Wagner es miembro del “Comité de expertos” de Fundación Metropolitana. En próximos IDM se publicará una columna de opinión de Wagner sobre acceso al suelo en la metrópolis Buenos Aires.4 Ver “El resultado de los '90 en términos de desarrollo del hábitat popular fue catastrófico", ID Metropolitano, enero ’07. http://www.metropolitana.org.ar/idm/idm_34/idm_34_nota_04.html 5 Garay es miembro del “Comité de Expertos” de Fundación Metropolitana.

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